La innovación, una moda pasajera
Una visión optimista sobre un debate actual
He participado en cientos, tal vez miles de reuniones en mi vida, tantas que pasado un tiempo es imposible recordar quien participó o quien dijo tal o cual cosa. Sin embargo, a veces, en una reunión se toman decisiones críticas, hay diálogos muy tensos o simplemente se producen situaciones cómicas y entonces de esa reunión ya no te olvidas, es más, la revives de vez en cuando, la analizas, o incluso, si es divertida y se puede contar, la cuentas a los amigos. Dicho esto, recuerdo una reunión en la que participé junto a varios altos directivos, en la que, a propósito del rol de la innovación en la estrategia empresarial uno de los participantes le dijo a otro: «olvídate de eso, la innovación es una moda y pasará«. Aquí es una frase aislada, pero en el contexto de la reunión revelaba claramente una forma de entender la empresa. Aunque han pasado muchos años y la discusión en aquel momento no iba conmigo, aquella frase se me quedó grabada.
Tal vez el lector esté pensando ahora mismo que se trataba de un directivo con poca formación o con una cierta edad y con una concepción un poco anticuada de la empresa. Pues no, querido lector, no se trataba del típico dinosaurio, el perfil era otro. Hablamos de un directivo aparentemente preparado, moderno y con experiencia internacional, que sabía perfectamente que esa tesis no se puede explicitar en público, pero que el fondo no cree nada, absolutamente nada, en la innovación. Me costó mucho tiempo entenderlo, pero al final llegué a la conclusión de que este modo de pensar viene de una realidad burocrática y administrativa de algunas empresas en las que administrar es prioritario frente a crear, es más, la creación se ve como un riesgo, un peligro a controlar. Innovar es introducir cambios y mi conclusión es que a aquel directivo los cambios le provocaban angustia y se sentía mucho más seguro con el control.
Esta semana he vuelto a recordar aquella reunión, cuando han caído en mis manos dos estudios sobre la innovación en España, uno del INE y otro del Ministerio de Industria y Competitividad del Gobierno de España. Todos hemos podido leer en la prensa que España está por debajo de la media de la Unión Europea en gasto en I+D y ambos documentos lo confirman, lo interesante son algunos datos que me gustaría compartir y que permiten una conclusión algo más optimista que la que se obtiene de la lectura de la prensa.
En 2014 el gasto en I+D supuso en la UE-28 el 2,03% del PIB comunitario, frente a esto, el gasto en I+D supuso en España un 1,23% del PIB, alcanzando los 12821 Millones de Euros, un (-1,26%) menos que 2013. Cierto, estamos al 60,6% de la media Europea y hemos caído. Además de la evolución, donde es evidente el impacto coyuntural de la crisis del 2008, resulta interesante analizar esta cifra por sectores de actividad, así el 52,9% de esa cantidad viene de las empresas, el 28,8% de universidades, el 18,8% de las administraciones públicas y el 0,2% restante procede de instituciones privadas sin ánimo de lucro.
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Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Evolución del gasto en I+D en miles de Euros.
Centrándonos en el gasto de las empresas, he buscado comparaciones desglosadas con la UE y he encontrado la información de Eurostat que se puede ver abajo. Merece la pena destacar que los datos son porcentaje del PIB y no valores absolutos, lo primero habla de una asignación de prioridades que son en buena medida voluntad de los decisores y los segundo, el valor absoluto, hablaría del presupuesto disponible. Dicho esto, la media del gasto de las empresas europeas en innovación es del 1,3% del PIB, mientras que las empresas españolas están en un 0,7%. Es decir, lo que nos aleja del promedio europeo es el poco gasto de las empresas en innovación, lo que resulta sin duda muy desalentador. Por contra el conjunto de Universidad y Administración Pública gastan en Europa el 0,8% del PIB y mientras que en España el valor es 0,6%, por tanto, se puede decir que la enseñanza y la administración estén más cerca de las medias europeas.
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Fuente: Eurostat, Gasto en I+D 2013 de la UE-28 por sector.
Llegados a este punto, se suele hacer una interpretación negativa, basada en la poca prioridad que las empresas conceden a la innovación, pero también cabría una interpretación positiva, ya que si, especialmente en la Universidad, a pesar de todo, la innovación se ha mantenido cercana a los promedios europeos, la tendencia, a largo plazo llegará a las empresas. Soy consciente de que en el bajo porcentaje de innovación de la empresa española influyen muchos factores estructurales que van más allá de la falta de voluntad, como los tamaños de empresa o los sectores en los que somos fuertes y por eso hablo de una tendencia a largo plazo. Pero además de querer ser optimista, ¿hay algún dato que avale la idea de una tendencia de mejora? Sería interesante para ello, conocer la evolución histórica del gasto en innovación en porcentaje del PIB y ver si en el largo plazo, o sea mas allá de la burbuja y la crisis, la economía española se está acercando o alejando a los promedios europeos.
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Fuente: OCDE. Evolución histórica del gasto en I+D como porcentaje del PIB.
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Sorprendentemente, desde el 2000 al 2013, la brecha en innovación se ha reducido, ya que, si en el 2000 el valor del indicador era de 1,79% para la media europea frente al 0,91% español, es decir casi la mitad, esa misma relación era de un 65% en 2013. En fin, creo que se puede decir que existe una tendencia de mejora a largo plazo y aunque esta tendencia no garantiza que haya años donde el gasto en innovación retroceda, como ha sucedido en 2014, permite esperar una paulatina aproximación a los estándares europeos.
Me gustaría concluir con ese optimismo y estoy convencido de que a pesar de las limitaciones objetivas y también de las limitaciones que suponen mentalidades como la del protagonista de mi anécdota, la innovación está muy lejos de ser una moda pasajera, la innovación está para quedarse y es cada día más importante en las empresas y será importante de verdad y no solo de puertas para fuera. ¿Qué opináis?