La teoría y la práctica en la gestión de equipos
La base del éxito de una empresa
Tener equipos que funcionen bien es una de las claves para que una empresa tenga éxito, ¿alguien se atrevería a decir lo contrario? obviamente no. Entonces, la siguiente pregunta es ¿qué hay que hacer para no dejar al azar el éxito de los equipos de trabajo? Vayamos a los libros.
Según la literatura de negocios, lo que los accionistas de una empresa deberían hacer es, seleccionar al líder o líderes, con los estilos de liderazgo adecuados a la situación, para que se encarguen del reto de optimizar el funcionamiento de los equipos y esto se logrará aplicando una procedimiento que resumiéndolo pasa por:
a) Involucrar en los objetivos al equipo
b) Mostrar el camino y generar compromiso, según el estilo de liderazgo más o menos coercitivo o motivacional que se haya elegido
c) Dar abundante feedback, a ser posible con métricas concretas para que el equipo avance.
Me mojo y digo que me parece correcto, pero también me parece que por querer aplicar muy bien la teoría a veces olvidamos lo básico.
Para mí, la clave de tener equipos exitosos reside en tres aspectos sencillos que son la confianza, el respeto y la comunicación que existen, o no, en una empresa y que definen su cultura. Sé que puede parecer una obviedad, pero me gustaría que el lector se preguntase si algo tan ¿simple? es lo habitual en las empresas.
Según mi experiencia, la confianza es el material del que se hace cualquier equipo, pero: ¿Cuántas veces nos preocupamos de promoverla entre nuestros equipos?
No es difícil ver como reina la desconfianza si, por ejemplo, el departamento de ventas y el financiero deben hacer un equipo para abordar un cierto proyecto y como ese cuestionamiento permanente entre colegas, es muchas veces fomentado por los juegos de poder que se dan dentro de las empresas. Fomentar la desconfianza es el principal error en la gestión de equipos. La desconfianza es tóxica, produce equipos lentos, que no toman decisiones y por tanto no consiguen resultados ya que los componentes del equipo están más preocupados de resguardar sus espaldas que de abordar la solución.
Esto lleva al siguiente punto clave, indispensable dentro de un equipo, que es el respeto: ¿Puede funcionar un equipo si los miembros no se respetan?
Por muy bueno que sea el líder, mi respuesta es que no. Por respeto, entiendo el reconocer las fortalezas del resto del equipo, y por tanto la falta de respeto es la negación de las mismas y en mi experiencia, la falta de respeto se suele disfrazar como exigencia profesional, aunque en realidad muy raramente es así. Esto genera una espiral destructiva entre los miembros del equipo que resulta un obvio desperdicio de recursos. Creo que, por motivos prácticos y no solo por valores morales, se debe fomentar el respeto y ser muy beligerante contra quienes no respeten a sus colegas.
Por último, está el factor dinamizador de la comunicación, y me refiero a la comunicación entre los miembros del equipo, es decir, que se hablen, porque por muy chocante que parezca, en muchas ocasiones los miembros del equipo no se hablan directamente y prefieren triangular la conversación a través del líder. El beneficio más obvio de aumentar la fluidez de la comunicación interna es la velocidad con la que las cosas avanzan dentro del equipo, pero existe el beneficio añadido de la creación de confianza ya que con la comunicación debe reforzarse la misma.
En resumen, y aquí os dejo mi reflexión:
Es muy difícil, por no decir imposible, que un equipo tenga éxito sin una cultura de confianza, de respeto y de comunicación fluida dentro del grupo y que garantizar eso, constituye la primera misión de un buen líder.
Hasta donde debe llegar la exigencia en la creación de esa cultura de trabajo en equipo es quizá motivo de otro post.